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Agradecemos la oportunidad de visitarles hoy y compartir algunos pensamientos espirituales de la Palabra de Dios. Ya saben, nuestros sentimientos y nuestras acciones son el resultado de nuestro pensamiento. Sí, nuestros pensamientos son muy importantes, son como las casas en las que vivimos y podemos cambiar nuestras casas, podemos cambiar nuestros pensamientos. Es maravilloso ir a la Palabra de Dios y dejar que la Palabra de Dios viva y se mueva en nuestros seres y produzca nuevos pensamientos espirituales sobre Él. Dándonos nuevos pensamientos al meditar ante su presencia.
Vayamos a Hechos 13:50-52, para nuestro pensamiento del día, el cual será “sacudir el polvo de nuestros pies”. ¿Qué hacemos realmente cuando sacudimos el polvo de nuestros pies? ¿Qué estaba enseñando Jesús realmente a sus discípulos cuando les pidió que sacudieran el polvo de sus pies cuando salieron de una ciudad porque esa ciudad había rechazado la Palabra?
La Palabra dice en Segunda de Timoteo 3:16-17:
“Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia, Para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”
Entonces, seguramente, estos versículos aquí en Hechos 13:50-52 tienen un maravilloso significado espiritual para nosotros. Encontramos estas palabras:
“Pero los judíos instigaron a mujeres piadosas y distinguidas, y a los principales de la ciudad, y levantaron persecución contra Pablo y Bernabé, y los expulsaron de sus límites. Ellos entonces, sacudiendo contra ellos el polvo de sus pies, llegaron a Iconio. Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.”
Deberíamos estar muy interesados en descubrir cómo sacudimos el polvo, ya que vemos por estos versos aquí que la tremenda alegría y el ser llenos del Espíritu Santo fue el resultado de que sacudieron el polvo de sus pies. Veremos que inmediatamente después de este proceso de sacudir el polvo de sus pies fueron llenos de nueva alegría y del precioso Espíritu Santo. Encontramos en Marcos 6:11 que Jesús instruyó a Sus Discípulos a sacudir el polvo. Hay dos formas de sacar el polvo de nuestros pies.
¿Qué simboliza el polvo? Ellos entraron en una ciudad que los persiguió y rechazó la Verdad, entonces el mismo polvo era una demostración y símbolo del rechazo, la amargura y la persecución, de los habitantes de esa ciudad. Jesús dijo: “Cuando salgas de ese lugar, sacude el polvo”. En otras palabras, no dejes que ni siquiera las pequeñas partículas de rechazo y amargura se apeguen a tus pies porque si lo haces, entonces serás contaminado. Estarás deprimido; estarás triste; y serás oprimido y sin alegría.
Amados, el polvo habla de amargura, lucha y rechazo. Y si no sacudamos el polvo de nuestros pies como cristianos, por así decirlo, cuando nos encontramos con personas que rechazan la Verdad sobre el precioso Hijo de Dios, Jesucristo, entonces nosotros también nos desanimaremos, y nos amargaremos, y diremos: “¿De qué sirve?” Y es muy interesante estudiar el polvo en la Palabra de Dios. Descubrimos, aún en Éxodo, el capítulo 8, cómo Dios maldijo el polvo allí en la época de Israel cuando estaban en Egipto y el polvo se llenó de piojos. Dios estaba demostrando que aún a través del polvo, cuán corrupto era Egipto al punto que el mismo polvo era corrupto debido a que estaban llenos de idolatría. Y, por lo tanto, se llenó de piojos. Los piojos no son más que un parásito que roba y festeja comiéndose la vida de la criatura con la que está viviendo.
Amados, eso es exactamente lo que la amargura y la lucha y el odio y la enemistad y la falta de perdón son. Estas cosas son como un parásito que se une a nosotros y Jesús dijo: “Sacúdelos”. Ahora, cuando sacudimos algo, solo la parte exterior se caerá, así que Jesús les dio dos formas de deshacerse del polvo de sus pies; una era sacudir el polvo. Luego, en otro momento en Lucas capítulo 10; Jesús les dijo que se limpiaran los pies. Ahora, cuando sacudes los pies, es solo en las partes externas, pero, entonces, Él dió otra aplicación para ir aún más profundo que eso. Limpiar significa tomar un trapo, tal vez, que estaría mojado, con un trapo lavando y restregando el pie para llegar a los poros y limpiar el polvo invisible que se aferraría. Así es como es con nosotros, Amados. Jesús querría que tuviéramos nuestros pies limpios y recordáramos lo mucho que Dios hizo con la cuestión de lavarse las manos y los pies en el Tabernáculo del Antiguo Testamento, en el Tabernáculo de Moises.
Excepto que se lavaran las manos y los pies a diario, Dios no los consideraba limpios y aptos para llegar al Lugar Santo, al hermoso lugar donde estaban el Altar de Oro y el Candelero de Oro y la Mesa Dorada de los Panes. Amados, así es con nosotros igualmente, que a menos que limpiemos nuestros pies sacudiendo el polvo y limpiándolos, tomándonos un tiempo especial para ver que incluso las pequeñas partes invisibles del polvo de la amargura y la lucha y la enemistad y la falta de perdón se vayan de nosotros, entonces no seremos aceptados por el Señor.
Si quieres que Jesús te revele su Palabra y te dé una nueva luz, un nuevo entendimiento y una nueva vida. O, en otras palabras, si deseas venir al Lugar Santo, por así decirlo, ante el Señor Jesucristo, entonces debemos hacer una pausa y lavarnos los pies y sacudir el polvo y limpiar el polvo del rechazo y la amargura. El rechazo es una de las cosas más difíciles que un ser humano tiene que soportar. El rechazo es algo que trae el mayor dolor, que yo sepa, al viajar por esta vida. No hay nada tan doloroso, por ejemplo, como un niño que siente que ha sido rechazado por sus padres. No hay nada tan doloroso como un marido o una esposa al sentirse que han sido rechazados por uno o por el otro. Sí, el dolor del rechazo es realmente tremendo.
Esta es la razón por la que Jesucristo dijo: “Sacude el polvo. No lleves el espíritu de rechazo contigo. Porque si lo llevas, te hará sentir triste. ¡Te deprimirá! Entonces no podrás alabar y regocijarte en el Señor.
Luego, de nuevo, en otra ocasión, recuerda cuando Elías construyó un Altar y el Altar de Elías competía, por así decir, con los altares de Baal. Elías tenía a esos falsos profetas que iban a demostrar quién era Dios. Dios instruyó a Elías, cómo construir Su Altar y cómo cavar las trincheras y cómo poner el sacrificio y cómo poner el agua allí. Y recuerda, entonces, cuando Dios envió el fuego, incluso lamió el polvo. La Biblia dice que el fuego no solo devoró el sacrificio y lamió el agua, sino que también lamió el polvo. En otras palabras, significa que el mismo polvo allá en el Monte Carmelo había sido contaminado por los falsos profetas y necesitaba limpieza para que Dios limpiara el polvo con fuego.
Así que, ¡qué hermoso pensamiento hoy saber que podemos sacudir el polvo de nuestros pies! podemos limpiar, por así decir, el polvo de la amargura y el rechazo y la lucha, y podemos tener las manos y los pies limpios para entrar en la presencia de Dios. Podemos permitir que Jesucristo santifique con su preciosa Sangre. Podemos permitir que Jesucristo santifique con el Espíritu Santo y Fuego. Podemos permitir que Jesucristo nos lave en las aguas de su preciosa Palabra. Y podemos tener las manos y los pies limpios y así estar preparados para una nueva Luz y revelación y una experiencia nueva con Él.
Oremos.