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Nos alegra poder compartir de nuevo con todos ustedes. Confiamos que la reflexión de la Palabra de Dios será dulce para sus corazones hoy y que encontrarán luz, vida y verdad en la Palabra Divina de Dios. Alguien hizo una pregunta recientemente: “¿Por qué estoy triste?” Estoy hablando de un poco de eso en estos días porque hay una gran necesidad en la tierra, porque vivimos en un mundo donde la gente está tomando más drogas que nunca. Toman los estimulantes para poder ponerse de pie y caminar durante el día y luego por la noche toman tranquilizantes para poder dormir. Tiene que haber una razón para todo esto, y la razón para que un ser humano tenga que sentir miseria y tener tristeza es que en su corazón están deprimidos. Y, ¿Por qué?
Pues, hay diferentes razones para el dolor y la tristeza, pero la gran razón para el dolor, Amados, es la culpa; los sentimientos de culpa. Las personas llevan consigo más sentimientos de culpa, que jamás se darán cuenta.Los psiquiatras te dirán eso y tratarán de decirte que la manera de deshacerte de tus sentimientos de culpa es simplemente sacarlos, hablar de ellos como si simplemente salieran al hablar de ellos, pero Amados eso no nos libera de nuestros sentimientos de culpa o de nuestro remordimiento que sentimos en el fondo de nuestras almas, aún inconscientemente. Muchas veces las personas ni siquiera saben conscientemente por qué se sienten culpables, porque han empujado las obras del pecado tan profundo que las llevan en el subconsciente.
La Biblia dice: “Sin el derramamiento de sangre, no hay remisión de pecados (Hebreos 9:22).”
Si hubiera una manera de que el hombre pudiera deshacerse de sus pecados sin que Jesucristo fuera a la cruz del Calvario, entonces Dios ciertamente habría sido ridículo al haber enviado a Su Hijo a la cruz del Calvario y pagar un precio tan tremendo para liberarnos de nuestro pecado si hubiera alguna otra manera de liberarnos de nuestro pecado.
Amado, la culpa es la razón por la que nos sentimos tristes y con pesadumbre; llevamos este sentimiento de pesadez dentro de nuestro ser y algunas personas lo describen como algo en su estómago, un sentimiento pesado y molesto, un sentimiento que arrastra, un sentimiento de depresión, y si simplemente te detienes y miras lo qué pasó, llegas a preguntarte; “¿En qué cosas malas estaba pensando? ¿Qué hice que estuviera mal? ¿Cómo me comporté?”
Muchas veces pensamos que el pecado es simplemente salir y cometer adulterio o robar de la tienda de la esquina o hacer cosas superficiales, pero hay más que eso en el pecar.
La Biblia dice que todo lo que no es de fe, es pecado (Romanos 14:23).
Y, por lo tanto, cuando comenzamos a dudar de Dios de que Él escucha y responde a nuestras oraciones, o dudamos de que pueda darnos fuerza para continuar y caminar la vida cristiana, todas estas cosas son pecado. Y cuando pensamos eso, no pasará mucho tiempo hasta que en la vuelta de la esquina nos sintamos realmente deprimidos. Amados, recuerden que la culpa es el nervio sensible del pesar y sabes que cuando tocas un nervio del cuerpo tienes una tremenda reacción. Es muy doloroso. Los nervios que son más sensibles, como a veces los nervios de la cara, por ejemplo, pueden producir más dolor porque son nervios sensibles. La culpa es el nervio sensible del pesar. Así que cuando empiezas a pecar y empiezas a sentirte culpable, no pasará mucho tiempo hasta que alguien pinche esa culpa y sientas una tremenda tristeza y un tremendo dolor.
Amados, el tormento y la miseria están atados a la culpa. El tormento y la miseria están atados en yugo a la culpa. Cuando sentimos miseria y empezamos a ser atormentados, muchas veces culpamos a todo menos a la cosa correcta. Ponemos el dedo en todo, excepto en lo correcto.
Cuando sentimos miseria decimos: “Está bien, iré de compras hoy. Me siento miserable, así que iré a llamar a mi amigo y le hablaré por teléfono. Me siento miserable, voy redecorar mi casa. Me siento miserable, entonces compraré muebles nuevos. Me siento miserable, me compraré un yate nuevo. Me siento miserable, iré a la playa. Me siento miserable…” y hacemos toda clase de cosas.
Momentáneamente escondemos nuestra conciencia de la miseria, pero dentro de poco vuelve de nuevo y no nos damos cuenta de que el tormento y la miseria están unidos y atados a la culpa. Es hora de ponernos en nuestros rostros ante Dios, caer de rodillas y decir: “Jesús, Dónde te he ofendido? ¿Qué he pensado mal? ¿Qué he hecho mal? ¿Qué he dicho mal?” y este tipo de cosas. Amados, les aseguro por mi experiencia con Dios que Jesucristo es fiel para mostrarte cuando has dicho y hecho algo mal. Si te detienes y piensas en el día, como dice el canto: “¿He herido a algún alma hoy? Señor, perdona.”
Al final del día piensa lo que hiciste durante el día. Piensa en el día y mira lo que has dicho y hecho y descarga tu alma antes de dormir en la cama y entonces no necesitarás un tranquilizante. Ya estarás relajado porque Jesucristo te limpió y te liberó del tormento y la miseria de la culpa. Amados, la culpa está encadenada a un nido de escorpiones. Nunca olviden eso, esa picadura y mordedura trae veneno y dolor a tu alma. No sólo pecamos y luego lo olvidamos y ese es el final solo porque lo borramos de nuestra mente consciente con mucha actividad y lo reemplazamos con muchas otras cosas.
El pecado y la culpa, amados, están encadenados a un nido de escorpiones y encontramos el tormento y la miseria que viene como un montón de escorpiones y a pesar de que podemos borrarlo mientras estamos despiertos cuando es hora de dormir, el sueño inquieto tiene a la gente girando de un lado de la cama al otro. Subconscientemente, los escorpiones pican y muerden porque tu mente subconsciente no duerme; sigue funcionando aun cuando la tapa consciente está ahí. Pero cuando te vas a dormir y te quitas esa tapa, entonces el subconsciente, es libre de hacer su trabajo, y recuerden, que tienen una conciencia, una computadora fiel, que registra todo lo que haces y es un fiel acusador para acusarte cuando has hecho mal.
Algunas personas dicen, “Deja que la conciencia sea tu guía.” Bueno, yo también, pero el problema es que esas personas que dicen eso realmente no dejan que la conciencia sea la guía. Amados, la culpa está atada a un nido de escorpiones y la culpa es como fuertes cadenas de hierro. Amados, puedes empezar a hacer algo al principio y sientes que no hay nada malo en eso y decides seguir haciéndolo, pero la culpa se convierte en cadenas de hierro que encadena tu conciencia al tormento y la miseria de esa cosa.
Dios es fiel, Amados, para mostrarnos nuestra culpa. Recuerden cuando te sientas deprimido, cuando te sientas arrastrado, cuando te sientas triste, ve ante el Señor y di: “Señor, ¿Que he dicho, ¿qué he hecho que no haya sido amable o justo o sin amor para mi prójimo y con mi familia, y aún con Dios?” Deja que Él te escudriñe.
Oremos.
Padre, te damos gracias por tu Palabra que es una lámpara, es una luz que escudriña nuestras almas, como dice Tu Palabra: “La exposición de tu Palabra alumbra y da entendimiento a los simples”. Te damos las gracias por tu fidelidad divina que cuando nos presentamos ante ti y te pedimos que muestres que eres fiel para dejar que la luz de la verdad entre en nuestras almas y revele dónde hemos fallado. Te damos gracias por Jesucristo, nuestro amoroso Salvador, que es capaz de limpiarnos de todo pecado al confesarlo ante Ti. Bendice, hoy a los radioyentes. En el precioso nombre de Jesús. Amén.